Logo del Centenario de la Reforma Universitaria

Una Hora Americana

La Reforma Universitaria de 1918 tuvo su epicentro en Córdoba, pero sus resonancias fueron continentales: fue una gesta americana, tanto por las banderas que abrazó como por sus efectos.

En el marco del centenario de la publicación del Manifiesto Liminar –el icónico documento de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC), que condensó el espíritu del movimiento–, UNCiencia presenta este viaje virtual por América Latina, para revisar los ecos de esa “hora americana”, como la llamó Deodoro Roca.

Los hechos que llevaron a la revuelta estudiantil han sido relatados muchas veces. Sin embargo, vale recordar que el movimiento fue dándose forma a sí mismo a medida que la historia avanzaba. En esencia, fue un movimiento universitario que bregó por la democratización de la educación superior, por una educación laica, científica, plural y crítica, a través de la incorporación del cogobierno, la autonomía y la libertad de cátedra como principios básicos.

Pero también apeló a un cambio social, a una transformación cultural mucho más profunda, que excedía largamente los claustros.

La primera etapa del reformismo concluyó en septiembre de 1918, cuando –tras una larga huelga estudiantil– la FUC decidió gobernar la universidad, acéfala tras la renuncia de Antonio Nores, un conservador miembro de la Corda Fratres. Frente al escándalo que se generó, el entonces presidente de la Nación, Hipólito Irigoyen (afín a los reclamos reformistas) envió un interventor: José S. Salinas, ministro de Justicia e Instrucción Pública.

El 12 de octubre de 1918 se suscribió un decreto de reformas, que contempló ampliamente los reclamos estudiantiles e inauguró una nueva etapa en la educación y en sus vínculos posibles con la sociedad y la política.

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