El 21 de junio se cumplieron 99 años de la publicación del Manifiesto Liminar, un texto emblemático que condensa los reclamos de un grupo de jóvenes universitarios e intelectuales reformistas de Córdoba que se rebelaron contra una universidad a la que consideraban conservadora y excluyente.
UNCiencia repasa los principales hechos históricos y políticos sucedidos en el país, que sirvieron de antecedente y prepararon el camino para la Reforma de 1918, y su impacto en el sistema universitario nacional y latinoamericano.
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Hasta entonces de dependencia provincial, la de Córdoba se trasforma en la primera y única universidad nacional en Argentina, y se perfila como institución encargada de la formación de la elites. Su nacionalización se produce en el marco de la Confederación Argentina, y luego de la derrota de Juan Manuel de Rosas en la batalla de Caseros (1852). A partir de entonces, se inicia un proceso de institucionalización nacional: se sanciona la Constitución Argentina (1853), y se forma un gobierno y un Poder Ejecutivo. Pero Buenos Aires se separa de la Confederación. Desde ese momento, el país queda divido en dos, una fragmentación que se mantendrá durante una década, hasta 1862.
Se federaliza la ciudad de Buenos Aires y, con ello, se nacionaliza la Universidad de Buenos Aires (UBA), convirtiéndose en la segunda casa de altos estudios del país dependiente del gobierno nacional.
El pase de jurisdicción se lleva a cabo durante la presidencia de Julio A. Roca, y sintetizó la voluntad de las Provincias y Buenos Aires de llevar adelante la conformación del Estado Nacional.
Se sanciona la Ley de Educación 1420 que establece el carácter laico, gratuito y obligatorio de la educación básica, lo que permitió ampliar el sistema de escolaridad primaria.
Argentina logró sostener en poco tiempo altas tasas de escolarización, y redujo drásticamente el nivel de analfabetismo. La educación representó una vía de integración nacional y de ascenso social para los inmigrantes que llegaron al país en las últimas décadas del siglo 19 y primeras del 20. El título universitario se convirtió en una meta anhelada para muchos de sus hijos.
La Ley de Avellaneda (Nº 1597) regulaba el funcionamiento general de las universidades del país: su estructura de gobierno, designación de los profesores y origen de los presupuestos. Establecía para los profesores un peso menor en el gobierno de las Facultades –denominadas Consejos Académicos– mientras que el verdadero poder quedaba en manos de notables. Además, hacía dependientes a las universidades del poder público en lo relativo al presupuesto y, en la práctica, las convertía en centros de formación profesional de médicos, abogados e ingenieros. Su sanción se da en el contexto de consolidación del Estado nacional (década del 80), y bajo el gobierno de Julio A. Roca.
A fines de siglo 19 y principios del 20, se difundió en la sociedad y las élites dirigentes una creciente insatisfacción en torno al perfil y las características del sistema educativo. Figuras ligadas a las élites letradas cuestionaron a las universidades por su carácter utilitarista y profesionalista, y por la dependencia del poder público en materia presupuestaria. También se criticaba el régimen de exámenes (se debatía si sólo favorecía el ejercicio de la memoria y retórica), y de modo general, la no contribución al desarrollo cultural del país, ni favorecer a la cohesión social.
Desde principios de siglo, los estudiantes de la UBA protagonizaron una serie de conflictos. En 1903, en la Facultad de Derecho, piden la reforma del sistema de exámenes, la disminución de los aranceles y la docencia libre; ante el rechazo a su pedido, convocan a una huelga durante varios días. En 1905 un nuevo conflicto sacude a la Facultad de Medicina, a raíz de la exclusión, por parte del Consejo Académico, de un reconocido médico para competir la titularidad de una cátedra. En ambos casos, los estudiantes critican el gobierno anacrónico de las academias (cuerpos vitalicios), y el escaso nivel científico que éstas imprimían a la docencia universitaria.
Nace como un proyecto de universidad nacional que le otorga a la ciencia un rol destacado, en contraposición al perfil que tenían las de Córdoba y Buenos Aires, más orientadas a la formación de carreras profesionalistas.
Su fundador fue Joaquín V. González, quien un año más tarde creó el Instituto de Física de La Plata, y también el Instituto Superior del Profesorado en Buenos Aires, dos activos centros de investigación científica.
La reforma de los estatutos de la Universidad de Buenos Aires tornó más democrática su forma de gobierno. Prácticamente terminaron con el poder que tenían las Academias, conformadas por una elite con cargos vitalicios que, a partir de ahora, sólo tendrían funciones de asesoramiento. En cambio, fueron los profesores quienes pasaron a asumir, en forma indirecta, la conducción de la universidad. Estas transformaciones permitieron disminuir la virulencia de los enfrentamientos entre estudiantes y autoridades. Distinta era la situación en Córdoba, donde los intentos renovadores fueron mucho más resistidos, tensión que estallará en 1918.
Hacia comienzo de siglo, la población de estudiantes universitarios empezó a crecer aceleradamente (en 1910 los estudiantes universitarios eran 5 mil, casi el doble de la cantidad existente en 1900) y se fue modificando su composición, debido al ingreso de sectores provenientes de clase media, de origen migratorio.
El crecimiento de la matrícula universitaria fue acompañado por el surgimiento de las primeras organizaciones gremiales: en 1900 se crea el Centro de Estudiantes de Medicina en la UBA, en 1903 el de Ingeniería, y en 1905 los de Derecho, y Filosofía y Letras. A su vez, se organizaron en federaciones (en 1908 se crea la Fuba).
A la par, se generan formas de articulación y diálogo por fuera del ámbito académico, a través de la organización de conferencias, grupos literarios, y otros espacios de encuentro que estructuraron nuevas relaciones culturales e intelectuales en la ciudad. Empieza a ser cada vez más frecuente la crítica a la forma de gobierno en la universidad, fundamentalmente de los Consejos Directivos, en ese entonces llamados facultades o academias.
Se sanciona la Ley Sáenz Peña, que establece el voto universal, secreto y obligatorio, y alienta la participación de los ciudadanos. Se trató de un intento de reforma “desde dentro” del sistema político. En esa época, era corriente el reclamo por una reforma electoral, y se discute largamente sobre cuál sería el mejor mecanismo electivo. Se termina sancionando la Ley Sáenz Peña que establece el voto secreto, universal y obligatorio sobre la base del empadronamiento del Servicio Militar Obligatorio. Dos años más tarde estalla la Primera Guerra Mundial.
En Córdoba se organiza el Comité Prodignidad Argentina, integrado mayoritariamente por jóvenes universitarios que pretendían la ruptura de las relaciones diplomáticas con Alemania durante la Primera Guerra Mundial. El Comité organizó una serie de movilizaciones, asambleas y discursos denunciando públicamente el accionar de Alemania, y se constituyó en una agrupación que tenía una posición contraria a la del Estado. Muchas de las figuras que integraron este espacio fueron las mismas que participaron la Reforma del 18, entre ellas, Deodoro Roca, Martín Gil, Enrique Barros, Arturo Capdevila y Arturo Orgaz.
De corta vida, la Universidad Popular fue una organización llamativa para la época, que promovía la educación de obreros y sectores populares en general. Fue motorizada por Arturo Orgaz, Deodoro Roca y Arturo Capdevila, protagonistas claves de la Reforma del 18. Se trata de un modelo de universidad que se había desarrollado en Europa y su objetivo, que se traslada a Córdoba, es colaborar, mediante la educación formal, con los sectores populares en dos aspectos principales: contribuir al desarrollo de su especialización como trabajador, facilitando su ascenso social, y ayudar a la formación del ciudadano. Marca un antecedente importante en la concepción del trabajo de “extensión” como parte de la formación universitaria, y en la necesidad de abrir las puertas de la universidad a la sociedad.
En la Facultad de Medicina se produce uno de los episodios que más tensiones despertó: el cierre del internado para alumnos avanzados de la carrera de Medicina, por porte de la Academia de esa Facultad, argumentando razones de “economía y moralidad”. El internado era una escuela práctica para los futuros médicos y era particularmente importante para los jóvenes de escasos recursos, cuyas familias vivían fuera de la ciudad. La respuesta de los estudiantes ante este hecho quedó expresada en un memorial que elevaron al Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, cuestionando duramente el régimen docente vigente en la Facultad y la supresión del internado. Las autoridades de la institución no dieron solución.
La organización estaba integrada por los delegados de las tres facultades que tenía la UNC (Ciencias Médicas, Ingeniería y Derecho), para promover una reforma de sus estatutos. Sus líderes son los presidentes de los centros de estudiantes de esas Facultades. El Comité comienza a tejer una serie de alianzas y trabajos con organismos de Córdoba, con representantes de la clase política y con otras universidades, particularmente la de Buenos Aires. Esa relación que mantienen con el estudiantado porteño contribuye a radicalizar el movimiento reformista en Córdoba.
Ante la falta de respuesta a sus reclamos, los estudiantes organizaron a partir de marzo diversas manifestaciones callejeras organizadas por el Comité Pro Reforma. El movimiento extendió y profundizó progresivamente sus reclamos, que terminaron con una petición ante el Consejo Superior de la Universidad. Dicho Consejo se negó a reconocer sus exigencias y ordenó la clausura de la UNC. Los estudiantes respondieron: convocaron a una huelga general y solicitaron a las autoridades nacionales la intervención de la Universidad.
Como resultado de un largo proceso de organización sindical de los estudiantes universitarios del país, iniciado a comienzos del siglo 20, se conforma la Federación Universitaria Argentina (FUA), presidida por Osvaldo Loudet. Nuclea a distintas federaciones y centros de estudiantes de las casas de altos estudios del país, y surge en el contexto de la Reforma del 18, con el propósito de promover un ingreso amplio a las universidades, y un sistema autónomo y democrático de gobierno, entre otros objetivos.
El presidente Hipólito Yrigoyen accede a la demanda de los estudiantes y envía como interventor al procurador general de la Nación, José Nicolás Matienzo. La huelga es levantada y se deja sin efecto la disposición que suprimía el internado del Clínicas.
Matienzo implementa una reforma que, igual que la realizada en 1906 en la UBA, pone al gobierno de la Universidad en manos de los profesores –tienen ahora una mayor participación en la elección de rector y consejeros-, y termina con el predominio de las academias integradas por miembros vitalicios. La lucha estudiantil estaba legitimada por el apoyo del ex gobernador de la Provincia, Ramón J. Cárcano, y algunas personalidades como Deodoro Roca, Enrique Martínez Paz, Arturo Orgaz, Joaquín V. González.
El resultado de la elección de rector distó de lo que esperaban muchos estudiantes. Gracias al apoyo de la mayoría de los profesores, se impuso el candidato de los sectores más conservadores, Antonio Nores, contra el postulante de los grupos renovadores, Enrique Martínez Paz. Los estudiantes reaccionan irrumpiendo en la Asamblea y desconocen los resultados de la elección. Desde entonces, su programa se radicaliza. El fracaso en el intento de introducir reformas con el apoyo de un sector de los profesores reforzó la consigna de los estudiantes: era necesaria su participación en el gobierno universitario para garantizar cambios en la Universidad.
El emblemático texto de la reforma universitaria se publica en número extraordinario de La Gaceta Universitaria, revista de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC). Lleva el título “La juventud argentina de Córdoba a los hombre libres de Sud América”, y está firmado por un grupo de estudiantes que protagonizaron los sucesos. Pero no lleva la firma de quien se considera su verdadero autor, Deodoro Roca.
El documento cristaliza los principales postulados reformistas, y expresa una profunda crítica a una universidad conservadora, y a un régimen académico que la ha llevado a “mediocrizar la enseñanza”, a cerrarse y combatir la ciencia.
Frente a la presión estudiantil, Yrigoyen interviene nuevamente la Universidad enviando al ministro de Instrucción Pública de la Nación, José Salinas. Ante ello, renunciaron muchos profesores ligados a los grupos conservadores y el rector electo pocos días antes. El reclamo de los estudiantes finalmente se hizo escuchar: se introdujeron reformas a los estatutos que organizaban el gobierno de la Universidad compartido por profesores (titulares y suplentes) y estudiantes. También se realizaron otros cambios: la asistencia voluntaria a cursos y la docencia libre. En octubre, una nueva elección impuso al renovador Eliseo Soaje como rector de la UNC. Muchos reformistas ingresaron a la docencia, entre ellos Arturo Capdevila, Deodoro Roca, y Raúl Orgaz.
La Reforma Universitaria constituyó uno de los movimientos de transformación universitaria más relevantes en la historia de las instituciones educativas superiores de América latina. Democratizó el gobierno de las universidades, y abrió la posibilidad a los sectores medios de acceder a un título universitario.
Sus postulados promueven la gratuidad de la enseñanza universitaria, el cogobierno de las universidades (con participación estudiantil y de profesores en los órganos de gobierno de la universidad), la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y la extensión universitaria. Su impacto se extendió por universidades de Argentina y de América latina, como Perú, Chile y México.
Investigación y redacción
María Candela Ahumada
Asesoramiento científico
Mónica Gordillo | Dra. en Historia, profesora en la Facultad de Filosofía y Humanidades (UNC), investigadora del Conicet.
Pablo Requena | Lic. en Historia, profesor en las facultades de Filosofía y Humanidades, y de Ciencias de la Comunicación (UNC), investigador del CIFFyH.
Fuentes bibliográficas
· Buchbinder, Pablo. Historia de las Universidades Argentinas. Editorial Sudamericana. Bs. As., 2005.
· Servetto, Alicia & Saur, Daniel (coords.). Universidad Nacional de Córdoba. Cuatrocientos años de historia. Tomo II. Editorial Universidad Nacional de Córdoba. Córdoba, 2013.
· Castro, Alejandra. 2016. Lecturas actuales del Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria de 1918. Dossier Especial: A Cien Años de la Reforma Universitaria de 1918. Vol 2, N°5.
· 1917: la prerreforma universitaria. Alfilo, 2006.
Recursos
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