No deben practicarse incisiones en la piel ni succionar la lesión, ya que ninguno de estos métodos alcanza a disminuir la cantidad de veneno inoculado y son un riesgo potencial para el desarrollo de una infección en la zona.

Diversas pruebas de laboratorio comprobaron que el ajo no ahuyenta a las serpientes.En cuanto al cuero de lagarto, es una creencia arraigada en zonas rurales, pero se ha verificado que tiene ese efecto.

Las serpientes no pueden hipnotizar a personas ni a animales. Quizás, esta creencia esté basada en que estos reptiles no poseen párpados, razón por la cual miran fijamente a las presas antes de atacar.

Al atacar, las serpientes necesitan un punto de apoyo y por esa razón nunca llegan a despegar su cuerpo del suelo de manera completa.

No hay que utilizar torniquetes en el sitio de la mordedura, ya que este método no ayuda a menguar la circulación del veneno inoculado.

Existe la falsa creencia de que los ofidios no pueden morder en el agua porque dejan sus glándulas de veneno en la orilla. Esto es imposible, ya que las serpientes no pueden extraer sus glándulas con veneno. En rigor, pueden atacar en el agua, aunque generalmente no lo hacen porque carecen de un punto de apoyo para hacerlo.

Las serpientes no regresan a buscar el veneno.

No hay que aplicar medicamentos en la herida, ni consumir analgésicos como aspirina o ibuprofeno.

Las serpientes no pueden mamar, porque están imposibilitadas anatómicamente para succionar.